VAIVENES DE UN PATRIMONIO. ARTE Y MEMORIA EN CASTILLA LA MANCHA

Castilla-La Mancha cuenta con un rico patrimonio del que es necesario tomar conciencia. «Nos tenemos que comprometer para su cuidado y preservación». El profesor, que es el editor del libro Vaivenes de un patrimonio. Arte y memoria en Castilla-La Mancha, que se presentó ayer en el salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado, explicó que esta obra, publicada por la editorial Almud, «analiza cinco ejemplos característicos del patrimonio de Castilla-La Mancha» (Palacio de Fuensalida -Toledo-, azulejería talaverana en la región, escultura funeraria gótica -Ciudad Real-, los monasterios de Urda y San Juan de los Reyes -Toledo- y el románico de las zonas despobladas de Guadalajara). El análisis parte de «las variaciones que han sufrido estos monumentos, desde el punto de vista del cambio de utilidades y de propietarios», así como el efecto que han tenido en ellos los cambios normativos. Cortés recordó que el toledano Palacio de Fuensalida se salvó porque «en los últimos años del siglo pasado se les ocurrió convertirlo en la sede de la presidencia de la comunidad», pero en el siglo XIX llegó a ser una corrala y un almacén de materiales de construcción. Una de las profesoras que participó en este proyecto, Sonia Morales, que centró su trabajo en la escultura funeraria gótica, recordó que estas obras reúnen numerosa información histórica, lo que les da un gran «valor documental», además de servir para recordar a personajes significativos. Por su parte, Fernando González Moreno, que aporta el estudio sobre la azulejería talaverana, lamentó «el desinterés por esta cerámica que se ve como algo menor», cuando tiene un valor de identidad. El ejemplo que pone es la fuente Talaverana de Ciudad Real.