HARAN DE MI UN CRIMINAL
En ese casi centenar de piezas, el autor reflexiona sobre nuestro tiempo (anterior y posterior a la caída de las Torres Gemelas), evoca a personas desaparecidas y retrata a algunas vivas, bromea con quien fue su «vecino de página» Arturo Pérez-Reverte, desarma falsas creencias y razonamientos hoy imperantes, y despliega a menudo una sana impertinencia y una osada irreverencia que sin embargo atenúa, las más de las veces, su agudo humor. Varios son los motivos para haber elegido el título Harán de mí un criminal, según el propio Marías: «Algo criminal se siente uno siempre cuando es objeto de censura. Cada vez es más difícil no incurrir en algún tipo de criminalidad en nuestras sociedades tan dadas a inventar nuevos delitos. Veo que poco a gusto resulto estar con los tiempos presentes, y no sería extraño que ese desasosiego y ese desagrado me llevaran pronto a delinquir. Haber opinado todos los domingos a lo largo de ocho años es algo sin duda excesivo, y que probablemente ya me convierta en un auténtico criminal». A esto último sólo cabe añadir que la mayoría de sus lectores se alegrarán de su capacidad delictiva y seguramente lo absolverán.