DEMASIADA NIEVE ALREDEDOR
Dice el autor en su prólogo: «En España cada vez sirve de menos desmentir una información o desbaratar una creencia o echar por tierra una teoría; o explicar algo pacientemente, o rebatir opiniones, o demostrar lo ridículo o absurdo de una postura o de una costumbre o de una política. O razonar, en suma. Y así, la realidad española se repite infatigablemente, con una tendencia enfermiza a no escuchar ni enmendarse casi nunca, todavía menos a reconocer un error o una falacia y a disculparse por ellos. Esta actitud de fingir no haberse enterado es algo instalado en la sociedad, lo que antiguamente se llamaba "un vicio". El mensaje que yo suelo recibir es este: No me importa lo que usted ha dicho. Ni siquiera que me haya convencido con sus argumentos. Ni siquiera que yo vea que lleva razón. Yo voy a seguir en lo mío, como si usted no hubiera hablado. No se esfuerce, porque yo tengo un escudo infalible, lo que en nuestra lengua se llama "oídos sordos". Es muy fuerte, por tanto, la tentación de callarse, y antes o después sucumbiré a ella. A los lectores individuales que sí se dan por enterados, no sé si debo agradecerles o reprocharles que me lo hayan impedido hasta ahora». A nosotros no nos cabe duda: a autores como Javier Marías hay que agradecerles que, pese a todo, sigan hablando.