TEATRO MARITTIMO Nº 3. LA ARQUITECTURA DE LOS SUEÑOS

TEATRO MARITTIMO Nº 3. LA ARQUITECTURA DE LOS SUEÑOS.

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TEATRO MARITTIMO. REVISTA DE CINE + ARQUITECTURA En sus famosas Confesiones de un opiófago ingles Thomas de Quincey explica que 'en las primeras etapas de la enfermedad, los esplendores de mis sueños eran, sobre todo, arquitectónicos: y contemplaba la pompa de ciudades y palacios que nunca vieran ojos despiertos, como no fuera en las nubes'. Unas pocas décadas después, Victor Hugo se expresaba de manera parecida en su opúsculo El Promontorio del Sueño: '¡Qué bóvedas! ¡Qué pórticos! ¡Qué columnas! ¡Qué estrellas! Los hombres siempre querrán habitar este palacio de lo imposible'. Y casi en la misma época encontramos a C. R. Cockerell, el gran arquitecto clasicista y autor del famoso cuadro onírico-arquitectónico El sueño del profesor, celebrando con estas palabras el que quizá sea el sueño fundamental de la historia escrita de la arquitectura, el tratado renacentista Hypnerotomachia Poliphili de Francesco Colonna: 'Imbuido de la sentimentalidad de un amante de lo Bello, nos hace vagar con él por las soledades de ciudades abandonadas, nos describe los fragmentos partidos de glorias desaparecidas, nos ocupa junto consigo mismo en la reconstrucción de las partes caídas y el restablecimiento del todo.' Pero no todo es hermosura en los sueños arquitectónicos, como no lo es tampoco en el paisaje 'real' creado por la arquitectura; y así nos avisa De Quincey de que 'la sensación espacial y en último término a temporal se veían seriamente afectadas. Los edificios, paisajes, etcétera, se mostraban en proporciones tan amplias que el ojo humano no está preparado para recibirlas'. Y en estas mismas páginas De Quincey utiliza sus imprecisos recuerdos de las Carceri de Piranesi a modo de ilustración de sus sueños. Algunos podrán pensar que de entre todas las grandes manifestaciones artísticas humanas precisamente la arquitectura, obligada a la Firmitas y la Commoditas, es la que menos inclinada debería mostrarse a dejarse contaminar por los sueños, por las locas quimeras y las fantasías que se agolpan en la mente de los hombres. Pero la arquitectura no sólo ha demostrado ser una colosal proveedora de sueños para películas, pintores y poetas, sino que ha sido también el arte que con más convicción ha materializado los sueños y las pesadillas. Observar y comprender de qué manera la arquitectura puede inclinarse del lado de la ensoñación feliz o más bien del delirio opresivo es un talento que las películas de cine poseen en grado sumo. El tercer número de Teatro Marittimo se adentra en la zona de penumbra en la que soñamos con ciudades y edificios, y ellos, de manera inquietante, nos sueñan también a nosotros. [Fragmento de la presentación] Este número contiene los textos siguientes: El sueño del caballero: el retrato de John Soane por Joseph Gandy como Vanitas, por PEDRO MOLEÓN GAVILANES. El sueño de la civilización, por FERNANDO VELA COSSIO. La ciudad de la ensoñación demoníaca: arquitectura y espacios del horror en el cine de la UFA 1920-1926, por J. MANUEL GARCÍA ROIG. Laberintos soñados, arquitecturas parlantes, por DAVID RIVERA. La casa como cobijo: arquitectura a prueba de monstruos, por ALEJANDRO GARCÍA HERMIDA. 'El lenguaje clásico es atemporal' [entrevista a David Watkin], por ALEJANDRO GARCÍA HERMIDA y DAVID RIVERA. Dime dónde vives: la casa de Sherlock Holmes: el icono sin atributos, por DAVID RIVERA. Antiquarium, monasterios y cine: una mirada crítica al monaquismo cinematográfico, por JAIME DE HOZ ONRUBIA. Genius loci: yo tenía una granja en África, por BLANCA MURILLO. Speaker's corner: Rise to save football stadium 'De Kuip' (The tub) Rotterdam, Holland. La arquitectura monástica en el cine

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