MANERAS DE SER PERIODISTA

MANERAS DE SER PERIODISTA.

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Julio Camba no creía en la inspiración, ni en las facultades de Periodismo, ni el poder evocador de la naturaleza. Sabía que la columna de periódico es la medida de toas las cosas, y que todo lo que sucede en el mundo es susceptible de "acabar reducido a una superficie literaria de 150 centímetros cuadrados". Y a eso se dedicó el autodidacta Camba durante toda su vida, desde las páginas del anarquista Tierra y Libertad al regio y conservador ABC. Por el camino, a base de luminosidad, ironía y mucha tijera, fue perfilando la "fórmula mágica" que le convirtió en el periodista más leído de su tiempo. Grafómano involuntario (tenemos razones para sospechar que, en más de una ocasión, hubiese "preferido no hacerlo"), Camba no pasó por alto en sus columnas las penurias y rutinas y vicios del oficio de periodista. Este volumen recoge esos artículos -muchos de los cuales no se habían publicado hasta ahora en libros-, que pueden leerse como una suerte de antimanual desmitificador. Estas Maneras de ser periodista son, a su manera, una declaración estética y vital, y, por encima de todo, un ajuste de cuentas contra "el miserable que inventó la imprenta". "Yo lo mismo hago un artículo con una noticia de tres líneas que leo en el Daily Telegraph, que con las obras completas de Voltaire. Yo me voy al mar, por ejemplo. No cabe duda de que el mar es una cosa grande y hermosa. Pues para mí como si fuese un sombrero de paja. Toda su hermosura y toda su grandeza yo la reduzco rápidamente a una columna escasa de periódico; mando las cuartillas a su destino, y ya se han acabado para mí los encantos del mar, y, como los encantos del mar, las mujeres bonitas, y como las mujeres bonitas las obras maestras, y como las obras maestras las catedrales góticas, y los buques de guerra, y los campos sonrientes, y la primavera, y las fiestas movibles y todo. El articulista no puede gozar de nada, porque todo, en su organismo, se vuelve literatura, así como esos enfermos que no gozan de ninguna comida porque todas ellas se les convierten en azúcar. Esos enfermos son fábricas de azúcar, y nosotros somos fábricas de artículos".

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