EL PARADIGMA CARTESIANO DE LO MENTAL

EL PARADIGMA CARTESIANO DE LO MENTAL.

Autor/es

  • EAN: 9788492751792
  • ISBN: 978-84-92751-79-2
  • Editorial: PLAZA Y VALDES, S.L.
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 15 X 21 cm.
  • Páginas: 192
  • Materias:
    filosofía

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La complejidad del paradigma cartesiano de lo mental poco, o muy poco, tiene que ver con la versión oficial que sobre Descartes se ha hecho circular. El concepto de mente de Descartes no se limita a la distinción mente-cuerpo y ni siquiera esta distinción ha sido correctamente comprendida en su verdadero contexto. La complejidad del dualismo cartesiano es aún mayor de lo que esperábamos, pues se encuentra enraizada con la idea de ciencia que habitualmente manejamos, así como con nuestra concepción de racionalidad y de conciencia.Por otra parte, se hace evidente que el pensamiento de Descartes obedece a un proyecto epistemológico general que no es tenido nunca en consideración, cuando se intenta revisar sus concepciones sobre la cuestión de la mente. Lo sistemático de un pensamiento como el cartesiano, impide una comprensión parcial o segmentada de su sentido, sin que se pueda prescindir ni de su metafísica ni del mecanicismo que desde el principio anima todo su trabajo.Para comprender lo que Descartes verdaderamente entendía cuando hablaba de la mente hay que tener en cuenta que, a lo largo de toda su obra, mantuvo un diálogo crítico con la escolástica, y que este diálogo es la espina dorsal de su proyecto. Descartes tuvo que enfrentarse con sólidos remanentes ideológicos, que siglos de aristotelismo habían dejado, depositados tanto en los modos corrientes de pensar, como en las distintas especialidades del pensamiento. Su propósito general era ampliar, a todos los ámbitos posibles, incluido el sensible terreno del hombre, la concepción mecanicista de la naturaleza. Éste, y no otro, es el marco conceptual del paradigma cartesiano de lo mental.La explicación mecanicista cartesiana se traduce, por ello, en una fisiología que prescinde de todas las formas sustanciales, que abundaban en las explicaciones escolásticas de la materia y del organismo humano. Con la simple disposición de los órganos y sin la participación de ningún principio vital, Descartes se propone explicar el funcionamiento de la fisiología y de su movimiento. Para la biología aristotélica, que concebía la capacidad de movimiento como la propiedad más característica de los seres vivos, el alma era "la forma sustancial del ser viviente". El abandono de la idea de "alma" como "aliento vital" fue una de las consecuencias inmediatas del derrumbamiento del Cosmos, que habría de producirse tras el rechazo de la física aristotélica y la geometrización del espacio, que supuso la revolución copernicana en manos de Descartes.Aunque la originalidad de Descartes al aplicar las leyes de la mecánica a la biología y la fisiología humanas, no se vio recompensada con la resolución de ningún problema práctico concreto, debe destacarse como su principal valor la riqueza heurística, que marcaría todas las investigaciones fisiológicas posteriores. El poder heurístico del mecanicismo cartesiano abría las puertas al estudio de las ciencias de la vida, refutando definitivamente la participación del alma en las funciones y movimientos orgánicos de los seres vivos. Aquí, como en el orden epistemológico y en el de la filosofía de la mente, el principal valor del pensamiento cartesiano radica en su carácter de paradigma, es decir, en la abundancia de caminos a los que dio apertura.En última instancia, la verdadera división que plantea Descartes con su distinción entre sustancia pensante y sustancia extensa, es la separación radical entre la razón y los sentidos. Su dualismo, más que una dualidad entre la mente y el cuerpo, es un dualismo epistemológico que inaugura y posibilita el pensamiento científico.Desatender este importante aspecto de su discurso filosófico, es decir, prescindir de la complejidad teórica que acompaña la distinción entre el pensamiento puro y la materia extensa, nos lleva inexorablemente al trillado camino de las interpretaciones de Descartes.

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