DESACUERDOS MODERNOS

La modernidad ha tenido sus disidentes, muchos de los cuales adoptaron un clasicismo severo o juguetón, y los artículos agrupados aquí dan cuenta del florecimiento de una posmodernidad que se extendió desde los manifiestos arquitectónicos hasta los parques temáticos. Tras una síntesis de la modernidad histórica, la primera sección ofrece una crónica del auge posmoderno en la primera mitad de los años ochenta; la segunda hace un balance de esa década conservadora, afiliada al clasicismo antimoderno; en la tercera se examina la popularización de la posmodernidad, tanto en los recintos feriales como en el ámbito doméstico; la cuarta recoge el tránsito del gusto en la España democrática y las experiencias urbanas que usaron los facsímiles para construir entornos amables; y la quinta, por último, comenta el interés de la posmodernidad por el lenguaje clásico o el color, y revisa las claves intelectuales del movimiento para concluir recordando la dimensión clasicista de los maestros modernos.