AV Nº 65. FRANCIA FRIA COLD FRANCE

AV Nº 65. FRANCIA FRIA   COLD FRANCE.

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FRANCIA FRÍA Cold France Luis Fernández-Galiano Más fría, más seca, más común Colder, Drier, Plainer Corrientes de rigor Currents of Rigor François Chaslin Días de crisis en Francia Times of Crisis in France Jean-Paul Robert Exportaciones del Hexágono Exports of the Hexagon Yves Lion Viviendas con vistas al Sena Housing over the Seine Habitar París Living in Paris Viviendas en la calle Émile Durkheim, París Housing on Rue Émile Durkheim, Paris Francis Soler Viviendas en la calle Pixérécourt, París Housing on Rue Pixérécourt, Paris Philippe Madec Residencia universitaria Croisset, París Croisset Student Residence, Paris Architecture Studio Viviendas en la calle de la Roquette, París Housing on Rue de la Roquette, Paris Diener & Diener Sector laboral Working Sector Torre de Crédit Lyonnais, Euralille Crédit Lyonnais Tower, Euralille Christian de Portzamparc Sede regional de EDF, Burdeos EDF Regional Headquarters, Bordeaux Norman Foster Sede de la CNP, Angers CNP Headquarters, Angers Dusapin & Leclercq Centro de control aéreo, Mérignac Air Traffic Control Center, Mérignac Bertrand Bonnier Estudios superiores Higher Studies Facultad de Arte y Humanidades, Grenoble Arts and Human Sciences Faculty, Grenoble Lacaton & Vassal Academia de las Artes, Talence Arts Academy, Talence Massimiliano Fuksas Aulas y laboratorios, Marne-la-Vallée Lecture Rooms and Laboratories, Marne-la-Vallée Jourda & Perraudin Facultad de Ciencias, Tours Sciences Faculty, Tours Franck Hammoutène Artes de la memoria Arts of Memory Ampliación del Museo de Bellas Artes, Lille Extension of Fine Arts Museum, Lille Ibos & Vitart Centro de Artes Contemporáneas, Tourcoing Center of Contemporary Arts, Tourcoing Bernard Tschumi Archivos de Ultramar, Aix-en-Provence Colonial Archives, Aix-en-Provence Lacoste, Robain & Guieysse Museo Arqueológico, Saint-Romain-en-Gal Archaeological Museum, Saint-Romain-en-Gal Chaix & Morel - Luis Fernández-Galiano Más fría, más seca, más común Francia se enfría. Con la muerte de Mitterrand desapareció una cierta idea de la grandeza republicana; la última salva de proyectos presidenciales despidió al último arquitecto de París, pero despidió también la ambición francesa de ocupar un lugar singular en el mundo. El modelo centralista y estatalista francés, sin el cual no se puede entender la última generación de grandes realizaciones arquitectónicas, pierde vigencia frente a la marea neoliberal de fidelidad anglosajona, que promueve la dispersión y la desregulación en el océano libre del mercado global. Los fracasos diplomáticos en Europa y África, el desprestigio de la élites políticas, el enfriamiento económico producido por el recorte del gasto público y la extensión de la marginalidad social han producido el desánimo colectivo y el ascenso del fascismo. Las recientes elecciones legislativas, que han hecho primer ministro a un socialista sosegado y protestante, han servido como baremo del malestar, pero no han alterado el clima de desmoralización. En ese panorama desorientado, la arquitectura francesa, erosionada por las limitaciones presupuestarias, culmina los proyectos iniciados en mejores épocas y se pregunta por su estrategia de supervivencia durante la etapa, previsiblemente prolongada, de austeridad material y simbólica. Atrás quedan los grandes proyectos emblemáticos, pero atrás queda también la agitación ideológica y estilística que dio a la producción arquitectónica de Francia un atractivo glamour intelectual. De la transparencia inmaterial al historicismo neocorbuseriano, y de la arquitectura parlante mediática al plasticismo escultórico expresionista, por las pasarelas francesas han desfilado un sinnúmero de tendencias de alta cultura. Mientras la vanguardia universitaria norteamericana se alimentaba con la alta cocina literaria francesa, de Foucault a Barthes, y de Bataille a Derrida, los arquitectos del Hexágono prefirieron la fruición de buscar las ideas abstractas en el festín glorioso y efímero de las formas concretas. Todas estas escuelas y tendencias participan ahora en un diálogo en sordina, entre sí y con la pléyade de invitados extranjeros que Francia ha tenido siempre a gala, sobre el futuro de una arquitectura más fría, más seca o más común. El refinamiento visual y la cultura material de estas obras francesas estimula a seguir con atención ese diálogo, que oscila entre la urbanidad tipológica y el pintoresquismo contextual, y entre el rigor penitencial del silencio expresivo y la locuacidad leve de las pieles decoradas. En este debate sobre la abstracción y el populismo no se oyen con fuerza suficiente algunas de las voces más altas y más lúcidas, de Nouvel a Perrault, y esta ausencia provisional priva probablemente a la conversación de muchos argumentos y episodios. Pero Francia ha hecho siempre del debate una forma artística, y aun privado de algunos protagonistas y sumido en el clima desapacible de este fin de siglo, el diálogo de los arquitectos del Hexágono merece la mirada y el oído.

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